¿Qué es mejor para matar gérmenes, el gel antibacterial o el jabón? La ciencia responde

Elegir entre jabón y gel antibacterial no es un detalle menor cuando se trata de cuidar la salud. Usarlos de manera adecuada puede ayudar a prevenir infecciones respiratorias y trastornos gastrointestinales, especialmente en temporada invernal.

Aunque llevar desinfectante en el bolsillo se ha vuelto algo habitual, nada reemplaza por completo el lavado con agua. Aun así, la ciencia ofrece una respuesta más equilibrada sobre cuál opción resulta más efectiva según la situación.

¿Qué elimina mejor los gérmenes: el jabón o el gel antibacterial?

La evidencia científica indica que el lavado de manos con agua y jabón es la forma más eficaz de higiene, ya que remueve físicamente los microorganismos en lugar de solo inactivarlos. Sin embargo, el gel antibacterial sigue siendo una alternativa útil y eficiente cuando no hay suciedad visible ni acceso inmediato a agua potable.

Estos son algunos puntos clave de la comparación, con base en los CDC y estudios científicos:

Ventaja del jabón: elimina gérmenes que el alcohol no logra neutralizar, como Cryptosporidium, Norovirus y Clostridium difficile, responsables de infecciones intestinales y cuadros de diarrea.

Cómo actúan: el jabón rompe la capa grasa y permite arrastrar los microbios con el enjuague; el gel los desactiva químicamente, pero permanece sobre la piel.

Manos visiblemente sucias: en presencia de grasa o suciedad, el gel pierde efectividad y el lavado con jabón se vuelve indispensable.

Reducción bacteriana: en condiciones ideales, ambos métodos son similares; el gel puede reducir bacterias hasta en 94% y el jabón alrededor del 92%.

Jabones “antibacteriales”: no son superiores al jabón común, según la FDA, y no ofrecen protección adicional frente a enfermedades.

¿Qué tipo de gérmenes elimina cada uno?

El poder del agua y el jabón radica en su capacidad para desprender y eliminar microorganismos de la piel, reduciendo de forma significativa la carga viral y bacteriana.

De acuerdo con estudios científicos:

El jabón puede remover bacterias resistentes, esporas como C. difficile, parásitos y restos de pesticidas.

El gel antibacterial es eficaz contra la mayoría de los virus respiratorios y bacterias comunes, siempre que contenga al menos 60% de alcohol.

El talón de Aquiles del gel es la suciedad visible. Si hay grasa, tierra o restos de comida en las manos, el alcohol no penetra adecuadamente y los gérmenes permanecen, haciendo necesario el lavado tradicional.

¿Cómo usar correctamente el jabón y el gel antibacterial?

Tener el producto adecuado no sirve de mucho si la técnica es deficiente. Las yemas de los dedos y los pulgares suelen ser las zonas más olvidadas, y el secado también influye en la higiene.

Las recomendaciones oficiales señalan:

Lavado con jabón: frotar las manos durante al menos 20 segundos, incluyendo dedos y pulgares. Secar al aire o con toques suaves, evitando frotar con fuerza.

Uso de gel antibacterial: aplicar la cantidad suficiente para cubrir ambas manos y frotar hasta que se evapore por completo.

Un error frecuente es sacudir las manos o limpiarlas en la ropa antes de que el gel se seque, lo que reduce su efecto desinfectante.

Usar jabón y después gel puede eliminar casi por completo las bacterias, aunque para la rutina diaria basta con uno bien aplicado. Más que buscar una esterilización perfecta, la clave está en la constancia.

Mantener las manos limpias es una acción simple, pero una de las más poderosas para proteger la salud.

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