Tips para un embarazo saludable después de los 40 años

El jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud San José, Juan José López Galián, señala que llevar una alimentación balanceada, realizar actividad física, descansar adecuadamente y cumplir de forma estricta con las indicaciones médicas son aspectos fundamentales para lograr un embarazo saludable después de los 40 años.
Aunque la maternidad a edad avanzada se asocia con una mayor frecuencia de complicaciones durante la gestación —tanto para la madre, quien tiene más probabilidades de presentar obesidad, diabetes o hipertensión, como para el recién nacido, con riesgos como retraso del crecimiento intrauterino, alteraciones genéticas, parto prematuro o necesidad de cesárea—, el especialista aclara que esto no implica que después de los 40 sea imposible cursar un embarazo sano ni controlar los riesgos asociados.
López Galián subraya la relevancia de estas recomendaciones en un contexto en el que la edad para ser madre continúa aumentando en Europa y en España. De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2009 el 4.65 % de los nacimientos correspondían a mujeres de 40 años o más, mientras que en 2024 esta cifra se elevó al 10.44 %, con un máximo registrado en 2022 (10.99 %). Además, en 2024, cerca del 1 % de las madres tenía 50 años o más.
El ginecólogo explica que, una vez tomada la decisión de buscar un embarazo, es indispensable realizar una revisión ginecológica integral. Esta debe incluir una entrevista clínica para analizar antecedentes familiares, enfermedades actuales o pasadas, infecciones previas, estado de vacunación, cirugías, alergias y hábitos de vida, así como una exploración física y estudios complementarios como ecografía transvaginal y citología, con el objetivo de evaluar el estado del cuello uterino.
Asimismo, destaca la importancia de una analítica general para conocer la situación basal de la mujer. Estos estudios permiten descartar anemia o alteraciones en las plaquetas, identificar el grupo sanguíneo, evaluar los niveles de glucosa, la función hepática y renal, las hormonas tiroideas, así como realizar serologías para detectar infecciones previas, inmunidad y enfermedades activas, además del análisis de orina, entre otros parámetros.
“Y, por supuesto, es imprescindible un control estricto de los factores de riesgo mencionados —peso, niveles de glucosa y presión arterial—, así como del desarrollo del bebé y del seguimiento puntual de las recomendaciones médicas”, enfatiza el especialista.
¿Cuánto omega-3 debe consumir un adulto al día?
Más de tres cuartas partes de la población mundial no alcanza una ingesta adecuada de omega-3, según un estudio reciente elaborado por la Universidad de East Anglia, la Universidad de Southampton y Holland & Barrett, publicado en Nutrition Research Reviews.
La revisión conjunta señala que el 76 % de las personas en el mundo no cumple con las recomendaciones de consumo de EPA y DHA, los principales ácidos grasos omega-3, lo que pone de manifiesto una brecha relevante en la salud pública global.
Este trabajo representa la primera revisión mundial de las recomendaciones nacionales e internacionales sobre la ingesta de omega-3 en todas las etapas de la vida en personas generalmente sanas.
Para reducir esta deficiencia, los autores proponen alternativas más simples y sostenibles para obtener estos nutrientes, como el consumo de alimentos fortificados con omega-3 o el uso de suplementos. Estas estrategias podrían facilitar que más personas se beneficien de los efectos positivos de una mayor ingesta.
Por su parte, el profesor Philip Calder, de la Universidad de Southampton, explica que en la revisión se recopilaron las recomendaciones de diversas autoridades sanitarias a nivel mundial sobre la ingesta de EPA y DHA, concluyendo que la mayoría de la población no logra cumplirlas.
El análisis global pone de relieve la falta de coherencia entre la evidencia científica disponible, las guías de salud pública y el consumo real de la población. Además, busca aclarar la confusión existente en torno a las recomendaciones de omega-3 y resaltar los beneficios de una mayor ingesta en todas las etapas de la vida en personas sanas.
A diferencia de guías previas, que se enfocaban principalmente en etapas específicas como el embarazo, el parto o enfermedades asociadas al envejecimiento, esta publicación abarca todo el ciclo de vida, lo que la hace más útil y accesible para la población general.
También se destaca que las recomendaciones sobre omega-3 varían considerablemente entre países, lo que genera confusión a nivel global y refuerza la necesidad de contar con directrices claras y uniformes basadas en evidencia científica.
El documento pretende apoyar la salud pública a escala mundial y ofrecer orientación a regiones fuera de Europa y América del Norte, como América Latina y distintas zonas de Asia, incluida la India, para el desarrollo de guías sobre niveles seguros de ingesta y recomendaciones de suplementación.
Ingesta recomendada La revisión concluye que la cantidad más frecuentemente recomendada para adultos es de 250 mg diarios de EPA y DHA combinados. En el caso de las mujeres embarazadas, se sugiere un aporte adicional de 100 a 200 mg de DHA. Estas metas pueden alcanzarse mediante el consumo de pescados grasos, como salmón o caballa, o a través de suplementos cuando sea necesario.
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