Ultraprocesados: los cuatro ingredientes que están dañando tu salud

El consumo elevado de alimentos ultraprocesados —productos cargados de azúcares refinados, grasas trans, aceites vegetales industrializados y carbohidratos simples— se ha convertido en un factor clave en el incremento de padecimientos crónicos como la obesidad, la diabetes tipo 2, la hipertensión y la inflamación generalizada del organismo.
Diversas investigaciones advierten que estos alimentos, muy calóricos pero escasos en nutrientes esenciales, deterioran la salud de manera progresiva.
Azúcar refinada: un protagonista en el aumento de peso y los trastornos metabólicos
El azúcar refinado, presente en refrescos, golosinas, galletas y múltiples productos procesados, es uno de los componentes más perjudiciales cuando se consume en exceso. Su consumo habitual contribuye a la ganancia de peso y la obesidad, condiciones que incrementan notablemente la probabilidad de sufrir enfermedades del corazón, diabetes tipo 2 e incluso algunos tipos de cáncer.
Además, genera elevaciones rápidas de glucosa seguidas de caídas abruptas, lo cual provoca cansancio, irritabilidad y problemas de concentración, según Costa Louzada y colegas (2015). También favorece la aparición de caries, ya que las bacterias de la boca lo convierten en ácidos que dañan el esmalte dental.
Grasas trans: una amenaza directa para la salud cardiovascular
Las grasas trans —que aún se encuentran en margarinas, frituras y ciertos productos de panificación— alteran negativamente los niveles de colesterol, subiendo el LDL y bajando el HDL. Esto eleva considerablemente el riesgo de padecimientos cardiacos, accidentes cerebrovasculares y otros problemas vasculares, de acuerdo con estudios de Mendonça et al. (2017) y Díaz y Glaves (2020). A pesar de que su uso ha sido limitado en varios países, continúan presentes en la alimentación cotidiana.
Aceites vegetales refinados: asociados con inflamación persistente
Aceites como los de soya o maíz, usados masivamente por su bajo costo y durabilidad, se han relacionado con procesos inflamatorios crónicos vinculados con obesidad, artritis reumatoide y enfermedades del corazón.
Estos aceites aportan grandes cantidades de ácidos grasos omega-6, cuyo exceso frente a los omega-3 promueve la inflamación, según lo mostrado en estudios de Beslay, Srour, Elizabeth y otros (2020).
Carbohidratos simples: energía rápida, efectos duraderos
Alimentos como el pan blanco, los pasteles y los cereales azucarados se convierten velozmente en glucosa, generando picos bruscos de azúcar en sangre (Martínez Steele et al., 2016).
Este proceso obliga al organismo a liberar mucha insulina, lo que, a largo plazo, puede conducir a resistencia a la insulina y diabetes tipo 2. Además, suelen carecer de fibra y nutrientes importantes, lo que favorece el aumento de peso y deficiencias nutricionales (Remnant y Adams, 2015; Alonso-Pedrero et al., 2020).
Un estilo de alimentación que compromete la salud
La evidencia científica es clara: los ultraprocesados —caracterizados por contener azúcar refinada, grasas trans, aceites vegetales industriales y carbohidratos simples— representan un riesgo importante para la salud metabólica y del corazón. Reducir su consumo y priorizar alimentos frescos, integrales y poco procesados es esencial para prevenir enfermedades crónicas y mantener una buena salud a largo plazo.
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